viernes, 13 de febrero de 2009

De cómo zurcen y lavan ropa a mano en el poblado Plan Libertador; de cómo se dice que en el puerto de Monterey en California ondeó la bandera de Argen

En la Conferencia inaugural del Seminario de Historia de RosaritoMiércoles 1 de Octubre, 19:00 horas. En el ICBC-Rosarito.
Por Bernardo de Jesús Saldaña Téllez
Pienso que ya he descrito con anterioridad a la población que colinda con Tijuana conocida como el Plan Libertador, es una comunidad rural con acceso a algunos aparatos modernos de la electrónica y la mecánica, de ésos para transportes y comunicaciones; pero considero que también es necesario describir cómo son los roles sociales y la vida cotidiana.
Era un domingo cuando llegué por allá, el viento esta frío pero el solecito como que quema y fui a visitar familia con quien convivo y aprecio, son casi veinte miembros en tres generaciones, todos entre tíos, tías, madre y abuela, nietos y sobrinos. Todos en casa grande de madera y cuartos de renta a los alrededores, para gente externa a la familia. Patio trasero con lavaderos y tendederos, tambos llenos de agua y tinas con ropa remojada, chamacos que andan debajo de los seis años y es convivencia y relato, anécdotas y leyendas, chismes y verdades.
Así es cómo se cuenta la historia en voz viva, de abuelos a chamacos y de visitante a viajeros de otras tierras que toman agua y sombra en el patio, recordando. Las mujeres siguen zurciendo ropa y memorias, una hebra de hilo a la aguja, otras puntadas, listo el remiendo y el dobladillo, siguen lavando a mano. Porque así se agrupan las familias y ya era noviembre dieciocho del dos mil ocho y todo hay que aprovechar, por allá había árbol seco de navidad, completamente seco y a ponerlo en medio de donde esta la platica, a quitarle greñas al pino de navidad pasada, decorarlo para la que ya esta encima.

—Mi abuelo fue de los que lucharon del lado de Ricardo Flores Magón para asentar en esta tierra bajacaliforniana la primera república socialista o comunista en el mundo.
—Sí, pero mi otro abuelo luchó en el otro bando, contra los filibusteros, para combatirlos cuando invadieron Baja California.

Es que esos son los orgullos de los que habitaron estas tierras a principios del siglo pasado y así se van mezclando los pasados, la sangre y los apellidos.
Fernando Álvarez es argentino, es yerno de Cristina Flores, la matriarca, Fernando es pareja de una de las hijas, conoció a Laura Sosa por Internet y ahora en la casa ya hay yerno y cuñado, nuevo tío. Dice Fernando que según el virrey de España en las Provincias Unidas del Río de la Plata, entiéndase Argentina, “Tomó para sí el puerto de Monterey por dos días y en consecuencia la Baja California estuvo bajo la propiedad y bandera de Argentina” y todos lo ven con ojos de incredulidad, porque así se expresa el pueblo cuando hay un argumento más allá de la lógica, por lo que el narrador agrega a su argumento “Pues Baja California fue de Argentina, aunque sólo por dos días”. Luego hace referencia a un libro que se llama “Páginas de Historia” de Bartolomé Mitre y la verdad nunca lo había escuchado pero Bartolomé Mitre fue un estadista, militar, periodista, historiador, y presidente de Argentina, pero lo veo mas como misionero que como político. Transcribo textualmente un pasaje que me gusta de dicho libro a que hace referencia Fernando Álvarez, lo transcribo por su valor en el sentido del estadista y temas de Estado:
Luego que fue entregado el reo se leyeron sus declaraciones y él nada más repuso, sino que todos eran cómplices como él. Se lo dieron dos horas de término para que se reconciliase con el Todopoderoso, y, cumplidas fue pasado por las armas a las once del 6 de Octubre.
Concluida una diligencia que contemplo de importancia, para frenar tan punibles atentados, me hice a la vela el 25 del propio mes, dirigiéndome a la costa de la Alta California, y el 22 de Noviembre fondeamos en la bahía de Monterrey, capital del golfo.
Aquí se abre otra escena más vasta y aquí veremos realizar los hechos más memorables del crucero.
[1]

Luego comienza a describir como ellos, argentinos, pretendieron quedarse con el puerto de Monterey dado que estaba la Revolución Americana. ¿Qué cuál año era? Yo no sé exactamente, pero en el libro que se puede consultar en red cibernética. Sigue diciendo Bartolomé Mitre que sí quisieron la Alta California pero que fueron repelidos, que los replegaron al barco y les pedía el gobernador una suma en rescate para dejarlos hacerse a la mar.
Izada la bandera argentina con grandes aclamaciones, rompió fuego la Chacabuco sobre el fuerte. Las dos baterías del fuerte apoyadas por piezas volantes que cruzaban sus fuegos a vanguardia de ellas: contestaron con ventaja y viveza los tiros de corbeta sin perder una sola de sus balas.[2]
…Durante los seis días que la bandera Argentina permaneció enarbolada en los muros de Monterrey, el comandante Bachardo se ocupó en inutilizar la artillería rendida, haciendo reventar las piezas, arrastrar la fortaleza hasta los cimientos, así como el cuartel y el presidio, haciendo volar los almacenes del Rey, respetando tan sólo los templos y casas de los americanos.[3]

Debo confesar que el cotejo del libro no fue el mismo día de la plática, sino en documentación posterior. Lo cierto es que Fernando Álvarez con memoria muy viva dijo como referente cronológico que Miguel Juárez era presidente de Argentina, y entonces ya no había Virrey, en consecuencia la división de la actual frontera México-USA por el Tratado de Guadalupe data de esos tiempos. Pero así son los remiendos cuando se pone un pedacito de aquí y otro de un color o verdad distinta; como la verdad es que en algunas casas de los poblado Plan Libertador, Mauro Guzmán, y en Primo Tapia; todavía hay familias que guisan su comida con leña, no porque no exista el acceso al gas o no lo conozcan, sino porque lo que ganan no les alcanza.[4]

[1] Bartolomé Mitre, Páginas de historia, elaleph.com
http://www.e-libro.net/E-libro-viejo/gratis/paginas.pdf
pp. 70-75.
Consultada 15 de diciembre de 2007.
[2] Ibid., p. 73.
[3] Idem., 75.
[4] Rodolfo Stavenhagen, Sociología y subdesarrollo, Editorial Nuestro Tiempo, séptima edición, México, 1984, p. 197. «En efecto, las diferencias cuantitativas ya anotadas entre los países desarrollados y subdesarrollados reflejan también, hasta cierto punto, diferencias de estructuras sociales y políticas y de sistemas de valores y normas de comportamiento y de visión del mundo de sus respectivas poblaciones. Una gran parte de la población en los países subdesarrollados vive, por regla general, en sociedades tradicionales».

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